El sevillano Daniel Luque tampoco tuvo segundo toro, y el primero no fué, ni mucho menos, un desecho de virtudes. La oreja que se llevó en el esportón se la arrancó con raza al toro de Santiago Domecq, con un toro que comenzó la faena punteando en la muleta del torero, que a base de mucho coraje, lo metió en la canasta.
Pero la gente venía a ver a Don José Tomás. No decepcionó. Su primero fué el mejor toro del encierro. Y con José Tomás toda la carne va en el asador. Con el capote un ramillete de buenas veronicas y ceñidisimo quite por chicuelinas. Luego a los medios, a recetar 6 estatuarios sin pestañear, ni mover los pies un apice. Luego, a exprimir al animal. Por el pitón izquierdo el cornúpeta rebañaba más, lo que hizo que en una colada casi se echara a los lomos al torero de Galapagar. Por el derecho el toro más manejable. Manoletinas, espadazo hasta la bola (algo caido) y dos orejas, ya estaba abierta la puerta grande.
El segundo fue mas soso, sin transmisión ni ganas de embestir (otra vez la segunda mitad digna de un profundo y sonoro bostezo). Con el capote, gaoneras. Y con la muleta lo intentó en repetidas ocasiones, esta vez basandose en mayor medida en la mano zurda. Estocada y fuerte ovación. Me llama mucho la atención que este torero, al contrario del resto del escalafón no toca al toro de arriba a abajo, sino que echa la muleta al morro del animal; magnífico. Es un torero que busca mucha pureza. Por eso manda en el toreo actual.
Mañana viene el duende; viene Morante (ojo, con Perera y Manzanares, el cartel es de cualquier manera).
Foto: www.mundotoro.com
Manda pero sin toros , una auténtica lástima con lo bueno que es.
ResponderEliminarSin toros como todos.
ResponderEliminarSólo se salva El Cid.
Un Saludo