Se trata de la idiosincrasia del toreo que durante siglos ha pervivido y de modo especial en esta Andalucia. Es la imagén del torero, lejano, casi mitologico, pero que de media sonrisa recuerda su estatus terrenal y que, como si de un romance se tratara hipnotiza la atención de la chica morena que junto a el se encuentra.
Torero y mantilla. Todo un poema.

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