Segunda de Almería (un novillero)

Metidos ya en plena feria, los corrales rebosan actividad.

La segunda del abono fue la novillada que tradicionalmente lo abría. Nos encontramos una complicada novillada del Marqués de Domecq, en la que hubo una primera mitad sosa y descastada y una segunda descastada y peligrosa.

Victor Barrio, se llevó el mejor toro, el primero, al que sin ser facil, le podría haber arrancado una oreja, pero no lo vi muy fino. No me dió la sensación de ser el novillero puntero del escalafón. Con el segundo estuvo firme. No pasó nada más.

David Galván me encantó. Se llevó un sobrero huesón y alto, con peligro y mirón, al que toreó por abajo, con gusto, con clase y sobre todo con muchisimo valor. Su segundo fue un novillo que embestía con la cara suelta y siempre siempre por dentro. Seguro que el público no llegó nunca a ver el peligro real de ese novillo, que le propinó un fuerte volteretón. Me encantó el torero.

Juan Ortega es el menos toreado de los tres y así quedó patente. No faltaron ganas y quietud, pero la falta de oficio estuvo ahí siempre. Al final de su segunda actuación, otro marrajo similar al segundo de Galván lo prendió y le propino una cornada de tres trayectores encima del gemelo derecho.

Como anécdota negativa, debo decir que al finalizar el festejo vi a Galván en la puerta de la enfermería, esperando a que finalizara la operación de Ortega, en un gesto elegante de profesionalidad y compañerismo, pero no vi a Barrio.

La otra anécdota fue que la banda, que sigue tocando los mismos dos pasodobles de todos los años, con un nivel musical más que cuestionable, ahora ha decidido erigirse en protagonista y toca cuando le da la gana. A mi me parece bien, pero espero que mantenga el nivel. Luego vienen otras figuras y el tachín tachín está toda la tarde atormentando a los que allí estamos.