Muy buen ensayo de la gente de la Cena, el que hacía cruzar el ecuador de la preparación hasta la Semana grande. Para el segundo ensayo se modificó el día y la hora; se ensayó en la mañana del domingo y creo que fue un tremendo acierto; así debieron pensar también las numerosas personas que se acercaron, en la soleada y esplendida mañana almeriense para ser testigos del trabajo de los costaleros.
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