No todos los días es posible deleitar a los cofrades de la ciudad con el rachear costalero. Creo que es una oportunidad inmejorable para apaciguar las ansias de Domingo de Ramos.
Por cierto, mientras los cofrades se acercan a la Parroquia de San Pedro para ver a la hermosisima Virgen de Fe y Caridad... Él, aguarda en silencio, en segundo plano, a la sombra, por unos dias no es el centro de los flashes.
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