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lunes, 28 de febrero de 2011
sábado, 26 de febrero de 2011
La Alcazaba (I)
viernes, 25 de febrero de 2011
50 días....
Para el mismo Domingo de Ramos, se ha organizado en Almería un festival taurino a beneficio del pequeño Edu Marquez, nacido con sindrome de Pfeiffer. Actuarán Pedro Perez "Chicote", Juan Ramón Romero, José Olivencia, Antonio Marquez, Jesus Almería y Carlos Ojeda. La entrada (repetimos, integramente destinada al joven Edu) será de solo 15 euros y los niños entrarán gratis con un adulto.

miércoles, 23 de febrero de 2011
Prohibido fumar
Yo, por mojarme un poco sin que nadie me lo pida, creo que la evolución es positiva solo en algunos casos, unos pocos. El mundo avanza, segurísimo, hacia la muerte del alma, hacia la exterminación de lo puro. Lo único, lo que marcaba la diferencia, los defectos y las virtudes que hacen a las cosas -y a las personas- irrepetibles ahora son una cadena de montaje, y no hablo de la producción, hablo de las personas. Todo vale. Desaparecen los artesanos y son sustituidos por máquinas de montaje, en todos los ámbitos de la vida. Desde el quejio de un gitano en una fragua, el trazo en un lienzo, o un alfarero que trabaja su oficio, hasta el albañil que mezcla el cemento, pero.... ¿por que los muros de las casas antes eran mas gordos y resguardaban mejor del frio y del calor? y ojo, sigo hablando de las personas.
No se si cualquier tiempo pasado fué mejor, pero no creo que fueran peores. Me voy del tema.... ¡que no fumeis!
lunes, 21 de febrero de 2011
Baratillo

viernes, 18 de febrero de 2011
Don Rafael....
Es, sin duda, uno de los hombres más queridos del orbe cofrade, y segurísimo, uno de los hombres que mejor habla de Sevilla.
martes, 15 de febrero de 2011
Del óbito de la esperanza...
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
viernes, 11 de febrero de 2011
Que viene el tio de la manta....
Era época de pantalones cortos y rodillas magulladas. La chavalería quedábamos a las 4 de la tarde (o a las 3 y pico) que para luego ya es tarde, y como no nos dejaban llegar tarde a casa, había que aprovechar.
Román y yo nos colábamos en el colegio y corríamos a las pobres monjitas que aburridas de nosotros hacían que no nos veían y nos dejaban jugar a la pelota en el patio (¡¡que tiempos!!). Cuando nos dábamos por satisfechos con la pelota era ya momento de salir del colegio y comprar petardos, que todo niño que se precie tiene que ser un experto en “carpinteros”, “barrenos”, “batmans”, “borrachos” y otros pequeños explosivos de 100 ptas la caja.
Y siempre estaba el allí. Testigo de mi vida. Miraba desde su soledad, con su trapo viejo cubriéndole el cuerpo. En la rambla, en el paseo, en obispo Orberá. Lo he visto en todas partes. Siempre andando (¿A dónde iría?) y cogiendo colillas del suelo. Yo creo que no era mala gente, nunca lo he visto meterse con nadie, incluso estoy seguro, que es de esas personas, con las que uno mantendría una conversación, cuanto menos, diferente de la vida y del mundo.
Mil y una historias hemos oído sobre el. ¿Quien no lo conoce ya como aquel cirujano de prestigio que no pudo salvar la vida de su hija y se dio a la calle para purgar sus penas?
Ahora desde la lejanía, daría la mitad de mi vida por volver a correr a las monjitas del colegio gritándole a Román “tu por un lado y yo por el otro”, por volver a una tarde despreocupada de mi niñez, con mi pelota y mis petardos, por volver a ver a este hombre andando diligentemente a ninguna parte. Daría la mitad de mi vida por volver a ser feliz como lo era allí.
