Al recordar el pasado Miercoles Santo, no puedo pasar por alto la impresión vivida en la puerta de la capilla del Baratillo. Es ley de vida, pero no me acostumbro a ver a D. Rafael Diaz Palacios, un Miercoles Santo, en la calle Adriano, con un traje azul. Recibió mas abrazos, besos y flashes que la Piedad y la Caridad juntas, y es que la gente como Rafael no se debería quitar el traje negro nunca.
Es, sin duda, uno de los hombres más queridos del orbe cofrade, y segurísimo, uno de los hombres que mejor habla de Sevilla.
Yo puedo morirme, y contarle a mis nietos (no necesariamente por ese orden) que a mi me ha llamado Rafael Diaz Palacios.
Fabulosas las fotografías: espontáneas, naturales.
ResponderEliminarPost Scritpum Lo del orden ha estado de categoría... jajajajajaja.