Me dedico a copiar y pegar el fabuloso artículo que firma Mario Juárez para Burladero.com, y de paso, desearle al chaval una rapida mejoría ahora que parece que no se teme por su vida.
La cogida de Israel Lancho fue brutal. Y se temió lo peor. El ver colgado a un tío de dos metros de altura de un pitón, sin escapatoria posible, con el toro buscando más y más es estremecedor. Y el verlo caer desmadejado como un pelele, inerte, yaciendo cual cadáver viviente, debería abrirle las carnes a cualquiera.
Sólo que, en los toros, no todo el mundo tiene sensibilidad. Ni como aficionado, ni como ganadero, ni mucho menos como persona. Hay que tener una mente muy retorcida y un estómago a prueba de bombas para mandar al mayoral a salir a saludar una ovación cuando un tío se debatía entre la vida y la muerte. Ese detalle, sólo ese, ya quita crédito a todo lo demás.
El toreo siempre se ha caracterizado por tíos que se visten por los pies. Y es muy duro escribir cuando ves las imágenes de un tío feliz y contento mientras no sabes si otro, partido en dos, va a ser capaz de abrir los ojos de nuevo. Las primeras noticias, el maremágnum de teléfonos y las imágenes repetidas una y otra vez en la sala de prensa no dejaban hueco más que para teclear conteniendo las emociones y rezar porque las manos del doctor García Padrós se estrechasen, una vez más, con Dios.
Lancho se tiró a matar o morir a ese sexto porque vio que se le iba su única oportunidad de salir a flote. Y no fue una metáfora literaria. A punto estuvo de quedar en el suelo. La cabeza no hace más que darle vueltas a las imágenes y se agolpan en ella los gestos estremecidos de Montoliú, Campeño o Yiyo. Ellos no tuvieron la suerte de hablar con Dios en el momento fatídico.
Y en estas que, no repuesto aún de la impresión, tratando de hablar con quien pasase por la enfermería, va y sale a saludar el mayoral animado por su ganadero. Hay que joderse. La imagen del tío feliz, pletórico, sonriente, hace que a uno se le revuelvan las tripas. Lo siento mucho, pero así no. ¿Acaso estaba feliz de haber mandado a un tío al limbo? Por favor, primero las personas, después, si acaso, el resto.
Pasan los minutos y uno no puede borrar de su mente las imágenes de la cogida de Lancho, los gritos desgarrados de un joven de treinta años al que parece que la vida se le escapa a bocanadas. Tampoco la otra, la del saludo cruel e inhumano. Y todo lo demás carece de importancia. También la corrida.
Del resto de la tarde puntuaron dos toros, cuarto y quinto. Dos toros de buen juego, noble y suavón el colorado cuarto, un quinto con gran fondo y personalidad. De premio gordo. El resto de la corrida aguantó y se movió. Pero lo de siempre ¿cómo lo hizo? Engañando mucho, viniéndose abajo cuando intentaron obligarla y exigirla. Apretando hacia los adentros casi siempre, y quitándose lo que les molestaba cuando les molestaba.
Cierto es que la corrida fue mal lidiada y peor toreada. Los buenos y los malos. Paulita y Serranito no se avinieron con los buenos ni tampoco apostaron con los medios. El primer maño estuvo sin ambición ni sitio con el noblón cuarto y el segundo zaragazo no consiguió acoplarse nunca con un pitón izquierdo de escándalo en quinto turno. De los de reventar Madrid.
Pero Madrid quedó reventada por esa cornada tan brutal y esas imágenes tan dantescas. La cara dura y amarga del toreo. Lancho sorteó el peor lote. Un tercero con genio y violencia defensiva, que cuando intentó bajarle la mano le derrotó a la cara. Y mira que es largo el pacense.
Al sexto decidió cambiarlo sin picar y pagó después las consecuencias. Falto de sitio, trató de suplir las carencias con ganas. Y la sangre que derramó en la estocada es un precio lo bastante alto y crudo como para entrar en más consideraciones. Prefiero tener sensibilidad y que los míos me consideren persona. Allá otros.
8 responses to En la fiesta de la verdad...
Escribió Hemingway en Muerte en la tarde: 'es moral todo lo que hace que me sienta bien, e inmoral todo lo que hace que me sienta mal'. Así se resume todo en los toros y ayer se pudo ver.
Post Scritpum Qué ese tal Mario Juárez no dé tantas lecciones.
Pués yo pienso que el Mayoral en ningún momento debió hacer lo que hizo, salir a saludar con un tio partido por la mitad en la camilla de la enfermería, por muy buenos que hubieran sido los otros toros, si el resultado de la cogida hubiera sido dramatico hoy lo estarian reventando en todos los medios, aunque estoy seguro que en el circulo taurino al mayoral ya lo estaran tildando de lo que refejó su acto, CHUFLÓN.
Buenas tardes a los dos:
Lo que pasa, Juanfra, es que el ganadero es un tio con gatitos como tigres en la barriga, y supongo que es motivo de orgullo que sus toros metan a un torero pa´dentro. Pocos hablan bien de él.
Saludos a usted también D. Jose Ramón. No había leido eso, de hecho no he leido nada de Hemingway (aún), pero creo que es una afirmación cuestionable, dificil de sostener. Que todo lo que me hace sentir bien sea moral... ¿usted lo piensa en serio?
No, no, ni de cachondeo lo pienso. La cita de un autor tan taurino en un libro tan taurino simplemente venía a cuento porque evidenciaba lo que ustedes (o ese tal Mario Juárez) se andaban cuestionando: lo inmoral de que un ganadero estuviera feliz hasta el extremo de invitar a saludar al mayoral mientras un torero se desangraba en la enfermería.
Post Scriptum Relativismo taurino...
Igual de relativo que el taurinismo de Hemingway, según muchos autores y biografos, pero bueno, eso para otro debate jajajajaja
Es simpático el complejo del aficionado a los toros; con el que hables siempre es el que más entiende y si le preguntas por alguien, ese el que menos...
Post Scriptum ¿Será por eso que, de toros, sólo entienden las vacas?
Jajajaja no hombre no es por eso!! He leido en alguna que otra biografia que solo buscaba protagonismo (antes que ha Ordoñez, con quien parece desarrollo cierta amistad, intentó hacer lo propio con Luis Miguel Dominguin), y que sus conocimientos y concepto del toreo eran algo "rusticos".
Pero no me crtique usted tanto!!
De lo que se tiene que preocupar el ganadero es de que sus toros embistan que falta le hace, menudo orgullo debe sentir el haber mandao un toro suyo a un torero a las mismas puertas de la muerte, hay que ser mala persona mal ganadero y mal aficionado, aunque no le quito parte de culpa a la afición de Madrid, que para mi cada vez son menos aficionados y más espectadores, eso en Sevilla no hubiera pasao, estoy casi seguro.
Un abrazo a los dos.
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