Hoy hace 27 años que un hombre se durmió para siempre. Un hombre. Un hombre en toda la amplitud de la palabra.
No pude verlo en directo, porque aquel día que se durmió, a mi me faltaban tres meses para venir al mundo, pero siempre, cuando los mayores hablan de el, hablan de hombría. Las imágenes que hicieron historia, su historia, son siempre a portagayola, o con un poder admirable dominando a los toros, o derramando sangre… ¿a quien no le ha impresionado esa foto en la que aparece en la maestranza sevillana, con los dos muslos agujereados, y siendo levantado por su suegro Antonio Ordoñez con un cigarrillo en los labios? ¿Y a quien no le ha impresionado esa agónica muerte? Cuando teniendo una terrible cornada es capaz de pedir calma a todos los que habia en aquel simulacro de enfermeria.
- Doctor, yo quiero hablar con usted, por favor… La corná es fuerte, tiene al menos dos trayectorias, una pa´acá y otra pa´ acá (se señala con la mano una hacia adentro y otra hacia arriba). Abra todo lo que tenga que abrir. Lo demás esta en sus manos. (Guarda unos segundos de silencio) eh! Tranquilos! Un poquito de agua. Pa´ enjuagarme la boca na´ mas.
Mientras pronunciaba estas palabras, la camilla era un charco de sangre. Ni un grito, ni un mal gesto. Torería hasta perder la última gota de sangre que rondaba por su cuerpo. Dice el parte que llevaba rotas las iliaca, la safena y la femoral.
No se me ocurre muerte más heroica, mas macha, ni mas grande. Esas palabras clamaban un sitio en la gloria.
Descanse en el cielo de los toreros Francisco Rivera Perez. Paquirri para todos.
No pude verlo en directo, porque aquel día que se durmió, a mi me faltaban tres meses para venir al mundo, pero siempre, cuando los mayores hablan de el, hablan de hombría. Las imágenes que hicieron historia, su historia, son siempre a portagayola, o con un poder admirable dominando a los toros, o derramando sangre… ¿a quien no le ha impresionado esa foto en la que aparece en la maestranza sevillana, con los dos muslos agujereados, y siendo levantado por su suegro Antonio Ordoñez con un cigarrillo en los labios? ¿Y a quien no le ha impresionado esa agónica muerte? Cuando teniendo una terrible cornada es capaz de pedir calma a todos los que habia en aquel simulacro de enfermeria.
- Doctor, yo quiero hablar con usted, por favor… La corná es fuerte, tiene al menos dos trayectorias, una pa´acá y otra pa´ acá (se señala con la mano una hacia adentro y otra hacia arriba). Abra todo lo que tenga que abrir. Lo demás esta en sus manos. (Guarda unos segundos de silencio) eh! Tranquilos! Un poquito de agua. Pa´ enjuagarme la boca na´ mas.
Mientras pronunciaba estas palabras, la camilla era un charco de sangre. Ni un grito, ni un mal gesto. Torería hasta perder la última gota de sangre que rondaba por su cuerpo. Dice el parte que llevaba rotas las iliaca, la safena y la femoral.
No se me ocurre muerte más heroica, mas macha, ni mas grande. Esas palabras clamaban un sitio en la gloria.
Descanse en el cielo de los toreros Francisco Rivera Perez. Paquirri para todos.
One response to Un hombre que se fue
Bravo Jorge!!
Un abrazo!
Clarín
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