Sevilla, El Puerto de Santa María, Jerez, Almería... son varios los sitios en los que he visto a Morante en los últimos años, pero sin duda ha sido en Granada donde más grande lo he visto. Dio una infinita dimensión de torero con dos oponentes de muy distinto comportamiento.
El primero de su lote fue un toro noble, de buen son, pero justo de fuerzas (bueno pero sin fuerzas, ¿cuantas veces hemos leido eso en las corridas de las figuras?). Le permitió al torero de La Puebla desplegar el toreo artista que todos le conocemos.
El toreo de Morante va mucho más allá de una postura bonita. Hay cintura rota, hay muñecas partidas, hay pata palante, hay toreo largo, hay muchas cosas... pero ¡¡que postura más bonita!!
Lidia total. Morante no perdonó ni un solo lance.
La media verónica es un sueño...
Con la muleta más de lo mismo. Torería sin estridencias, arte sin excesos, y lo más importante, toreo muy bueno. Es muy difícil torear mejor. Mano abajo y suerte cargada, una quimera para los toreros de este siglo, salvo excepciones. ¿hoy se torea mejor que nunca?
En la próxima entrega, veremos como se porta con un toro a contraestilo.
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